Filatelia y LIJ, una exposición virtual / Children's literature & Stamps, an online exhibition


Aunque los tiempos han cambiado y la tecnología ha mutado nuestra perspectiva vital, todavía hay nostálgicos (y no tanto) que se pirran por una tarjeta postal y aparcan a un lado el correo electrónico, ese que, por otro lado, tanto ha hecho por las empresas y la globalización.

No es lo mismo coger el teclado y el ratón para que en un santiamén nos respondan desde el otro lado del charco, que escribir un carta de puño y letra, introducirla en un sobre, lo que es más importante, llevarse el sello a la lengua para poder franquearla debidamente (es de esas cosas que un niño no puede perderse a pesar del sabor tan desagradable que se te queda después y que tánto echo de menos desde que Correos se empeñara en fabricarlos autoadhesivos), franquearla y colarla por la boca del buzón.

¡Oh, el sello! ¡Ese pequeño trozo de papel estampado por una cara y encolado por la otra que tantas alegrías y desdichas nos ha proporcionado! ¡Ese objeto de culto para filatélicos que estudian hasta sus bordes festoneados...! Conmemorativos, patrióticos o simbólicos, los sellos son minúsculas obras de arte, recordatorios de nuestra historia o notas que colorean los más varipintos mensajes. Y como las obras y personajes de LIJ no podían ser menos, ¡he aquí una de sellos “lijeros”!

Es curioso darse cuenta del especial tributo que las diferentes empresas postales de cada país les rinden a títulos y personajes de la literatura infantil. Resulta sorprendente que, a pesar de la poca visibilidad que tiene la LIJ en nuestra vida diaria, reciba la misma notoriedad que cualquier otro hecho cultural. Esa es la magia de la insignificancia, que mide todo con el mismo rasero y aporta un hueco especial para todo aquello que merece un reconocimiento, ese que en este caso pone de manifiesto cómo los libros para niños no son sólo importantes para la infancia, sino para todos aquellos que, tras observar una imagen minúscula, se retrotraen al pasado y recuerdan lo importantes que fueron (o siguen siendo) estas historias de las que ya olvidaron los detalles.

También hay que hablar de la pequeña tarea de difusión que tiene el sello dispersando el hecho cultural en un soporte con doble funcionalidad. Quizá algunos vean algo de patriótico en ellos, pero lo cierto es que sirven para realizar un flujo de información fuera y dentro de nuestras fronteras, porque no olvidemos que, en lo que respecta a las obras de LIJ, hay quienes las desconocen y a través de ellos, pueden abrir otras puertas, otros momentos para preguntarse porqué están ahí y porqué no, para leerlas.

Mientras unos buceaban en la piscina durante este verano, un servidor se sumergió en la red. Unos sellos me llevaban a otros, la colección iba creciendo a pasos agigantados y yo me iba sorprendiendo de semejante colección de sellos de curso legal que he decidido traer a este sitio tan monstruoso. No sé si estarán todos los que son, pero sí son todos los que están. Disfruten con esta pequeña exposición filatélica “lijera” y virtual (gracias a los avances digitales, sin lupa) que he recogido con ánimo de defender una vez más, que la Literatura Infantil es para todos y de todos.




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