Miguel Gallardo: el historietista español que encontró en el dibujo el puente para comunicarse con su hija con autismo


Los historietistas se han servido de los cómics con objetivos y ambiciones muy diferentes: narrar las infinitas y épicas aventuras de quienes nos protegen del mal luciendo capas coloridas, brazaletes y mallas sobre los pantalones; analizar devastadores cambios sociales y políticos a través de un par de viñetas que intentan reirse del drama; reconstruir épocas oscuras de la humanidad desde otra forma de representación, como lo hizo Art Spiegelman cuando dibujó al holocausto invadido por ratones, gatos y chanchos; crear personajes costumbristas que nos hagan sentir menos solos; darle imagen y secuencia a las historias personales que merecen ser exorcizadas en forma de diario íntimo visual.

Miguel Gallardo (Lérida, 1955), cargando más de 20 años de una carrera exitosa como ilustrador e historietista sobre sus espaldas y siendo uno de los reyes del cómic undergroundespañol de los años 80, encontró en ese lenguaje la mejor forma de comunicarse con su hija con autismo, María. No fue de un día para el otro. Como los hermanos franceses Montgolfier cuando inventaron el globo aerostático o los norteamericanos Charles H. Townes y Arthur L. Shawlow al descubrir la importancia del rayo láser, a Miguel Gallardo le llevó mucho tiempo ver que el dibujo era un recurso aún más poderoso que el de contar historias.

Un día le hizo un dibujo a María, al otro día ella lo miraba dibujar, hasta que al cabo de algunos años el dibujo se convirtió en el puente que los unía como padre e hija. Un lenguaje en común.

Lo primero que María le pidió que le dibuje fueron princesas y reinas malvadas de Disney, personajes que Gallardo odia dibujar. Pero los deseos de María son mucho más grandes que los vestidos despampanantes de la Cenicienta o los filosos cuernos de Maléfica. Lo que no sabía Gallardo mientras tiraba esas lineas sobre el papel es que su hija se volvería un personaje famoso también, mucho más mágico y potente que La Sirenita, Blancanieves o la Bella durmiente.



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